Entre el 3 % y el 4 % de todos los soldadores de la UE son mujeres, mientras que en Estados Unidos la cifra ronda el 5 %. Independientemente del lugar, las cifras hablan claro en todo el mundo: las soldadoras siguen siendo escasas. Claudia Tunc es una de las pocas mujeres que trabajan en la industria de la soldadura. Nos explica cómo conoció la soldadura, por qué se siente tan cómoda en esta profesión y qué se puede hacer en las aulas para que el oficio resulte más atractivo a las mujeres.
Claudia, ¿a qué te dedicas actualmente?
Actualmente trabajo en el centro de prototipos de Fronius en Wels como operadora de prototipos.
¿En qué consiste tu puesto?
A pesar de ser tan breve y conciso, las tareas que hay detrás de su nombre son muy diversas: estudios de viabilidad, programación offline de robots de soldadura, manejo de robots, soldadura y mecanizado de componentes, creación de microsecciones, fabricación aditiva, medición 3D de componentes y elaboración de informes en diversas plataformas.
Suena muy variado.
Sin duda lo es, y además es el aspecto que más valoro de mi trabajo. No hay dos días iguales. A veces sueldo durante media jornada, como ahora. Mis compañeros y yo estamos formándonos para obtener certificados de soldadura. Otros días, por ejemplo, me siento durante horas con un robot de soldadura y lo programo. Me olvido completamente de la hora, el tiempo pasa volando. Eso me demuestra una y otra vez que he encontrado la profesión correcta.
¿Puedes darnos una idea general de lo que ocurre en el centro de prototipos?
Trabajamos con nuestros clientes para desarrollar soluciones a medida para sus retos de soldadura. Por ejemplo, si una empresa quiere entrar en un nuevo segmento de mercado o seguir una nueva tendencia, a menudo necesita nuevos tipos de componentes y materiales. La construcción de prototipos es un tema fundamental aquí. Suele ir acompañado de elevadas inversiones en equipos, software y personal, lo que conlleva incertidumbres. En el centro de prototipos, ofrecemos la oportunidad de externalizar permanentemente las áreas de la construcción de prototipos relacionadas con la soldadura, lo que permite reducir riesgos y costes. Ya hemos desarrollado soluciones para clientes de diversos sectores, como la industria automovilística y de suministros, la tecnología aeroespacial, la industria de maquinaria agrícola y de construcción y el transporte comercial.
Como parte de tu trabajo en el centro de prototipos, también sueldas habitualmente, como ya has mencionado. ¿Qué es lo que más te entusiasma de este trabajo?
La soldadura me cautiva. Puedo aislarme completamente de mi entorno y concentrarme solo en el cordón de soldadura. Bajo la pantalla, observo el baño de fusión y veo cómo se desprende cada gota. Es algo que me fascina. Lo curioso es que al principio no me gustaba nada la soldadura.
¿Por qué no?
Porque ninguno de mis cordones de soldadura era bonito. Soy perfeccionista hasta la médula y, por tanto, muy ambiciosa. Como quería mejorar, recibí consejos de soldadores y de vídeos de YouTube, que sin duda me ayudaron mucho. Cuando por fin conseguí soldar un cordón realmente bonito, me aficioné al oficio. Desde entonces, la soldadura nunca me ha abandonado.
¿Cómo conociste la soldadura en general y llegaste a tu trabajo actual?
Hice un curso de formación de Técnico en Ingeniería Mecánica, además de prepararme para el Berufsreifeprüfung (título necesario para el acceso a la universidad en Austria). Entonces empecé como soldadora en Fronius, más concretamente como «Welder Sheet Metal Technology Advanced Mechanical Components» (Soldadora de Tecnología de Chapas Metálicas de Componentes Mecánicos Avanzados). Mis tareas en aquel momento iban desde el mantenimiento de equipos de soldadura y robots hasta la actualización de dibujos técnicos, la comprobación y fabricación de componentes relevantes para la seguridad y la formación de aprendices y nuevos miembros del equipo. También trabajé durante un tiempo como Supervisora de Turnos en el Departamento de Soldadura. Este amplio abanico de tareas me proporcionó una base sobre la que pude desarrollar mis competencias y conocimientos actuales.
¿Siempre te han interesado las tareas manuales y la tecnología?
Diría que ya tenía cierta afinidad por ambas áreas cuando empecé mi formación. Tengo tres hermanos, y mi padre, como mecánico aficionado, nos enseñó conocimientos básicos de tecnología y prácticamente nos transmitió este know-how desde la cuna. Por ejemplo, nunca hizo distinciones entre su hija y sus hijos cuando se trataba de tecnología y tareas manuales, y compartía sus conocimientos por igual con nosotros. Hacer un curso de formación de Técnica de Ingeniería Mecánica no es exactamente la carrera habitual para una mujer joven, pero él apoyó plenamente cada una de mis decisiones y se limitó a decir: «Me parece fantástico que lo hagas».
Ya se trate de hombres en profesiones típicamente femeninas o de mujeres en «mundos de hombres», los tópicos siguen acechando por doquier. ¿Cómo te ha ido como mujer en un sector dominado por los hombres? ¿Sentías que tenías que demostrar tu valía?
Creo que lo más importante es que te den la oportunidad de demostrar que lo vales. Ese fue definitivamente mi caso. Tengo que decir que nunca tuve la sensación de que me tomaran menos en serio que a mis compañeros. Sé lo que puedo hacer y cómo utilizar mi know-how en mi trabajo, y eso lo aprecia todo el equipo. Sin embargo, me imagino que no es así en todas partes, así que aconsejaría a todas las mujeres de sectores como el mío que lleven consigo una buena dosis de humor y mucha confianza en sí mismas, ya que nunca está de más.
¿Cuál crees que es la razón de que haya tan pocas mujeres en la tecnología de la soldadura?
Me parece una verdadera lástima y no lo entiendo, pues las mujeres son muy hábiles y diestras por naturaleza cuando se trata de la soldadura. Supongo que una de las razones es la cuestión del acceso al oficio. Este suele ser más fácil para los chicos y más difícil para las chicas porque no se les muestran las oportunidades que ofrece este sector en absoluto, o bien se hace demasiado tarde.
¿Qué podría hacerse para facilitar el acceso de las mujeres a los oficios especializados y técnicos?
Creo que hay que empezar muy pronto. Las escuelas podrían, por ejemplo, organizar algo así como un «Día de Chicas» y enviar a las alumnas a una empresa de este tipo de sector durante un día. Así tendrían la oportunidad de simplemente probar actividades como la soldadura y ver si les gusta. Si les entusiasma, pueden ir más allá y plantearse al menos realizar un curso de formación en este campo. En una época en la que muchos jóvenes no tienen ni idea de lo que realmente quieren hacer, creo que cualquier oportunidad de probar diferentes áreas vale su peso en oro.
¿Cuáles son tus planes de futuro en el campo de la tecnología de la soldadura?
Me guío por el lema: «Nunca se deja de aprender». Por eso estoy estudiando Smart Production and Management (Producción y Gestión Inteligente), además de trabajar en el centro de prototipos. El programa se centra en la digitalización de los procesos de producción, algo que me fascina enormemente y que también es un tema clave en la tecnología de la soldadura. Lo que me entusiasma del sector es que siempre está evolucionando y cada día hay algo nuevo que aprender. Estoy deseando afrontar todos los retos que me esperan en este campo y estoy segura de que creceré mucho gracias a ello. En cualquier caso, no tengo previsto abandonar este sector a corto plazo. Esto lo sé por el hecho de que me fijo en cordones de soldadura por todas partes, incluso en mi entorno privado. Son los gajes del oficio, pero no me molestan, ya que al menos me hacen saber que estoy en el lugar correcto.
Otras salidas profesionales para las mujeres en la tecnología de soldadura
Precisamente porque se ven tan pocas mujeres en este sector, es importante compartir sus historias. Por eso las destacamos periódicamente en este blog. Así que, si te haces preguntas como «¿Qué experiencia han tenido otras soldadoras con los estereotipos?», «¿Cómo conocieron la soldadura?», creemos que te interesarán los siguientes artículos: «Cinnamon, la mujer que trabajaba en una granja de caballos y llegó a convertirse en ingeniera de aplicaciones de soldadura» y «Tatjana rompe estereotipos en ingeniería mecánica y artesanía» te permiten echar un vistazo a los fascinantes caminos que recorren las mujeres en este campo. ¡Esperamos que disfrutes leyéndolo!
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