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Riesgos de la soldadura ¿Qué ocurre si no se usa la protección adecuada?

Schweißschutz

¿Un bombero que apaga incendios sin casco? ¿Un cirujano que hace operaciones críticas sin ropa protectora estéril? Es difícil de imaginar. La seguridad es primordial en estas situaciones, y lo mismo se puede decir de los soldadores, cuya profesión puede suponer riesgos para la salud. Por este motivo es tan importante garantizar una protección adecuada. Si no se hace, como en el caso del tecnólogo de soldadura y técnico de aplicaciones Tobias Rieder, el resultado puede ser incluso la hospitalización. Tobias nos cuenta en una entrevista cómo evita incidentes ahora, por qué la leche solía considerarse una supuesta medida de protección y cómo ha cambiado la concienciación sobre temas de salud entre los especialistas en soldadura y las empresas a lo largo de los años.

Tobias, ¿qué significan para ti la salud y la seguridad en la soldadura?

Como soldador, cuidar de tu propia salud y seguridad es esencial. Estarás totalmente protegido si combinas varias medidas: un paquete completo compuesto por un sistema de aspiración eficaz, una buena careta de soldadura, ropa de protección adecuada y, en general, todo el equipo de protección individual. El lugar de trabajo también debe estar completamente equipado para garantizar una seguridad suficiente. Al fin y al cabo, tienes que poder moverte con facilidad mientras trabajas, sin que haya obstáculos con los que puedas tropezar. Si se cumplen todos estos criterios, se obtendrá la mejor protección posible.

Sé sincero, ¿esto se hace en la práctica?

Ahora sí, pero antes era diferente. He trabajado en diferentes empresas y puedo decir que la salud y la seguridad no eran una prioridad en todas partes, al menos donde trabajé. No es que no se tomaran medidas. Por ejemplo, siempre me daban ropa de protección, pero se prescindía de buena parte de los equipos adicionales, como sistemas de aspiración o protección auditiva. Afortunadamente, ya no es así.

¿Cómo afrontabas el hecho de no estar debidamente protegido al soldar?

Aceptaba la situación y ya está. Sencillamente, lo normal era trabajar así. Los demás tampoco pensaban en tomar más medidas de protección. Recuerdo que al principio de mi formación pregunté si podía tener un par de gafas de protección para esmerilar, a lo que me respondieron: «¿Eres hombre o mujer?«. Esa respuesta me lo dejó claro. Además, entonces no se veía a nadie trabajar con guantes, algo que es difícil de imaginar hoy en día.

Dices que aceptaste la situación y ejerciste tu profesión con normalidad. Sin embargo, trabajar sin la protección necesaria tenía las mismas consecuencias que ahora. ¿Eran los trabajadores conscientes de lo que podía ocurrir sin protección?

Sin duda, pues habían sufrido las consecuencias de primera mano. Ya sea daños en los ojos, síntomas de intoxicación o quemaduras y cortes. A mí me han pasado muchas cosas. Así que sí. No es que la gente no supiera o no notara las desventajas que conlleva trabajar de esta manera para su salud, sino que no era una prioridad en el mundo de la soldadura. Algo que se decía mucho en aquella época era: «Los hombres no conocen el dolor«. Por supuesto, se trataba de un falso orgullo, pero así eran las cosas entonces. Esto ha cambiado para mejor últimamente y eso es bueno. Hoy en día, no podría trabajar sin guantes porque me he dado cuenta de que la protección y la soldadura van de la mano. Afortunadamente, ahora puedo decir que soldar con equipos de protección se ha convertido en algo normal.

Ahora sería inimaginable que Tobias trabajara sin la protección necesaria.

Llevas trabajando como soldador unas dos décadas y, como has mencionado, ya has tenido alguna experiencia con las consecuencias de soldar sin la protección adecuada. ¿Puedes decirnos algo más al respecto?

Al trabajar con chapas de soldadura, por ejemplo, me he cortado varias veces los tendones de los dedos. Todavía tengo las cicatrices. Las quemaduras también formaban parte de mi día a día. Eran especialmente graves cuando soldaba aluminio, ya que este tipo de herida tarda mucho en curar. A esto se le unen las lesiones oculares. En general, me he quemado muy a menudo los ojos. En cuatro o cinco ocasiones, esto también tuvo consecuencias muy graves.

¿A qué te refieres con consecuencias muy graves?

A que cada vez que ocurrió tuve que ingresar en el hospital, donde me cubrían los ojos. La sensación en los ojos es horrible, como si hubiera un cuerpo extraño, parecido a la arena. El dolor de cabeza es insoportable. Por último, los ojos se trataban con una pomada especial y gotas. Cuando vas a casa, estás completamente ciego durante dos días. Realmente no ves nada.

Después de que te pasara varias veces, ¿no te prometiste que la próxima vez tendrías más cuidado?

Sí, por supuesto, pero es como con el alcohol. «No volveré a beber» es una frase que todos conocemos. Aunque ahora soy más consciente de la protección durante la soldadura de lo que solía ser, a veces sigo siendo descuidado. Hace poco, por desgracia, volví a hacerme un poco de daño en los ojos cuando estaba formando a principiantes. Me centré demasiado en los demás y me olvidé de la protección durante unos segundos.

¿Qué más te ha pasado?

Una vez contraje una grave neumonía por los humos de soldadura, que me dejó fuera de combate durante mucho tiempo. También he sufrido la fiebre del soldador dos veces por trabajar con piezas galvanizadas. Esta enfermedad está causada por la inhalación de humo de óxido de zinc, que es muy tóxico. Los dolores de cabeza que me provocaba eran extremos. Además, tuve que estar aguantando escalofríos, fiebre y sudores. No tuve otra opción que ir al médico. La primera vez que sufrí la fiebre del soldador fue en mi primer año de docencia. Entonces, me dijeron que debía tomar leche porque tendría un efecto desintoxicante en el cuerpo, pero esto es un mito y no está demostrado científicamente. Sin embargo, en los círculos de soldadores, esta recomendación sigue circulando hoy en día. Ahora ya tengo claro que la única forma comprobable de evitarlo es usando un sistema de aspiración y ventilación eficaz.

¿Por qué no usabas sistemas de aspiración entonces?

Porque sencillamente no existían en las empresas donde yo trabajaba. Probablemente por razones económicas. Dejaban abierta la nave, pero eso era todo. No se hacía nada más. Afortunadamente, ahora sabemos más.

Dices que la concienciación entre los profesionales y las empresas de soldadura ha cambiado para mejor en lo que respecta a la salud y la seguridad en la soldadura. Sin embargo, también confirmas por experiencia propia que este tema aún no recibe toda la atención que merece. ¿Qué otras medidas podrían considerarse para dar a este tema el protagonismo necesario?

Me parece muy bien que las empresas hayan recapacitado e invertido en medidas de protección, pero es fundamental que este tema se trate también con los soldadores. En mi opinión, esto solo es posible si se hace con autenticidad. Con esto me refiero a hacer prácticas previas que sirvan de ejemplo. Los más jóvenes acaban imitando a los profesionales más veteranos y experimentados, y así, interiorizan el uso de los equipos de protección. Las pautas mencionadas anteriormente son sin duda necesarias, pero lo que realmente ayuda es la creencia de que uno tiene que actuar bajo su propia responsabilidad. Al fin y al cabo, la salud es el activo más importante de una persona.

¿Qué medidas concretas pueden contribuir a ello?

La promoción de productos de protección es sin duda una herramienta muy útil. A menudo veo a soldadores sentados juntos en la sala de descanso, hojeando el mismo periódico por enésima vez. Si, para variar, hubiera un folleto debajo, por ejemplo sobre las últimas caretas de soldadura, estoy seguro de que se le prestaría la atención que corresponde. El diseño también es importante: imágenes que te transporten y sean auténticas, ventajas que se presenten de forma clara y concisa; esto le gusta a los soldadores y soldadoras. Si además se incluyeran ilustraciones que mostraran lo que ocurre si se prescinde de un determinado elemento de protección, estoy seguro de que funcionaría.

Es decir, como un paquete de cigarrillos.

Sí, exactamente. Por ejemplo, una foto que muestre a un soldador de pie con la cabeza en el humo y, a su lado, un compañero de trabajo que use la última careta de soldadura con ventilación y un sistema de aspiración de humos de soldadura. Eso causaría una impresión duradera. Ya sea con imágenes como estas o con otros métodos, en principio no se puede hacer más que señalar que existe este problema, pero cuanto más a menudo y eficazmente se haga, mejor. Desde luego, hay que darle tiempo.

Medidas como estas dan a los temas de la seguridad y la salud en la soldadura el espacio que merecen y crean además un instrumento eficaz contra la escasez de trabajadores cualificados. La concienciación sobre la salud de la población en general también es diferente de lo que solía ser, por lo que garantizar que esta profesión sea lo más segura posible es importante a la hora de encontrar trabajadores cualificados. Así, este bello trabajo artesanal se conservará para las próximas generaciones.

¿Son tus últimas palabras?

No del todo. Hemos hablado de las enfermedades y accidentes que sufrí por falta de equipos de protección. Quiero aprovechar esta oportunidad para hacer un llamamiento a todos los soldadores y soldadoras para que se cuiden en general. Después de todo, oímos hablar con bastante frecuencia de accidentes laborales causados por descuidos. Si, como yo, no paras de darte golpes en la cabeza una y otra vez porque mides más de dos metros, la culpa es tuya.

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