Cinnamon Digan se crio en un barrio tranquilo donde tenía una idílica granja de caballos y podía disfrutar de una vida apartada en medio en la naturaleza. Hoy es ingeniera de aplicaciones en Fronius USA y trabaja en Brighton, una ciudad situada en el estado de Michigan. En este artículo te contamos cómo descubrió que la soldadura era su pasión gracias a sus caballos, por qué la soldadura es una descarga de adrenalina para ella, y cómo aprovecha sus proyectos para ofrecer hogar a personas y animales que no tienen donde vivir.
Todo comenzó con una herradura
Cuando Cinnamon decidió dedicarse a la soldadura, estaba apostando a caballo ganador. De hecho, fue precisamente en la granja de caballos en la que creció donde tuvo por primera vez la idea de dedicarse a la soldadura. A los 16 años, Cinnamon, más conocida como Cinn, empezó sus primeros proyectos de soldadura utilizando herraduras que tenía por la granja. Eran proyectos para una asignatura práctica sobre agricultura que daba en el instituto. Para uno de ellos, por ejemplo, decidió hacer pequeños muñecos de nieve navideños. «En esta asignatura aprendí a hacer una gran variedad de trabajos manuales, entre ellos la soldadura. Yo llevaba mis herraduras y creaba mis propias obras de arte. La máquina de soldar que utilizábamos estaba muy anticuada y solo permitía soldar con electrodo, que no es lo ideal para llevar a cabo pequeños proyectos artísticos. Pero oye, funcionó, y para ser mi primera vez, estaba muy contenta con el resultado«. Cinn sacó fotos de sus proyectos y las compartió en las redes sociales. Pronto empezaron a conocerla como «la chica que soldaba» y su obra obtuvo gran reconocimiento: «A la gente le encantaba lo que hacía y me animaba a seguir soldando«.
Cinn cada vez tenía más claro que había descubierto su verdadera pasión. Cuando cumplió los 18 años y estaba en su último año de instituto, tuvo la oportunidad de asistir a clases de soldadura en una escuela de formación profesional, lo que le permitió seguir ampliando sus conocimientos. Estas clases le dieron puntos que después se sumaron a su expediente académico. Mientras que otros estudiantes asistieron a clases de matemáticas o ciencias, Cinn optó por la vía práctica, una decisión de la que todavía hoy se alegra: «Aprender a soldar fue una decisión acertada. Desde el principio supe que este oficio era mi pasión«.
De la formación a la puesta en práctica en la vida real
Tras terminar las clases de soldadura, Cinn quiso poner en práctica los conocimientos que había adquirido y empezó a trabajar a tiempo parcial en una empresa local de soldadura. «Este trabajo me ayudó mucho a entender cómo es la soldadura en la vida real, fuera de las clases y los lugares donde me había formado«.
Cuando terminó el instituto, Cinn empezó un Grado en Tecnología e Ingeniería de la Soldadura y la Fabricación en el Pennsylvania College of Technology. Se graduó en 2021 y, poco después, consiguió un puesto en Fronius USA, en Brighton, donde todavía hoy sigue trabajando. Actualmente su trabajo diario se centra principalmente en el apoyo técnico: Cinn ayuda a los clientes a resolver los problemas a los que se enfrentan en sus trabajos de soldadura. Por ejemplo, cuando un cliente quiere soldar por primera vez con un material que nunca ha utilizado, Cinn le ayuda a encontrar los parámetros de soldadura más adecuados.
Una profesión fuera de la norma
Cinn eligió una profesión de carácter práctico en la que suele haber más hombres que mujeres, una decisión que, según ella, tiene mucho que ver con el entorno rural donde pasó su infancia: «Me crie en un entorno en el que ver a chicas trasteando con los coches o haciendo otros trabajos manuales no era nada raro. A mí también me gustaba, y era parte de mi vida cotidiana«. Además, nadie ha reaccionado nunca de forma negativa ante su elección profesional, sino todo lo contrario: «Cuando mi familia y mis amigos vieron lo mucho que disfrutaba soldando las herraduras, me animaron a seguir desarrollando mis habilidades. Soy consciente de que mis aspiraciones profesionales no encajan en la norma, pero eso, para mí, hace que sea aún más atractivo«.
En las clases de soldadura había otras 11 chicas, por lo que Cinn no era la única. Hasta ahora siempre se ha sentido valorada en su trabajo, también por sus compañeros. Solo se siente en desventaja en algunos casos excepcionales, como, por ejemplo, cuando hay que levantar componentes pesados. Según ella, a veces tiene la sensación de llegar al límite de su capacidad física. Pero para eso también ha encontrado siempre soluciones: «Por ejemplo, mi jefe me enseñó algunos trucos para hacer más fuerza con la palanca«.
Adiós a los estereotipos de género
Para Cinn, muchos de los estereotipos de género solo existen en la mente de las mujeres: «Aunque los estereotipos de género siguen existiendo en sectores como el nuestro, creo que gran parte es simplemente imaginación. Yo misma he malinterpretado a veces algunos comentarios. Me acuerdo, por ejemplo, de una vez que un compañero de trabajo se ofreció a ayudarme. Pensé: «¿Me estará ofreciendo su ayuda porque cree que no soy capaz de hacerlo bien?» Yo recelaba un poco, a pesar de que ayudarse los unos a los otros es algo completamente normal, independientemente del género».
Cinn considera que las campañas dirigidas específicamente a las mujeres en la industria de la soldadura desempeñan un papel fundamental a la hora de erradicar los estereotipos de género y conseguir que más mujeres se interesen por la tecnología de soldadura, pero no son la razón principal por la que cada vez más mujeres se decantan por esta salida profesional: «Creo que el hecho de que haya cada vez más mujeres en las empresas de tecnología de soldadura se debe principalmente a la época en la que vivimos. Hoy día también son cada vez más los hombres que optan por profesiones en las que predominan las mujeres, como la enfermería. La gente está más abierta a hacer lo que de verdad le gusta. Ya no se preocupan tanto por lo que dirá la gente o por lo socialmente aceptado. Para las nuevas generaciones es habitual pensar: «Tú haces esto y yo hago lo otro. Ambos hacemos lo que nos hace felices. Y no hay nada malo en ello«.
¿Qué es para Cinn la soldadura? En dos palabras: pura acción
Cinn se toma estas dos palabras al pie de la letra en su trabajo. Solo hay que oírla hablar para notar la pasión que transmite por su trabajo: «Lo que me fascina de la soldadura es, por un lado, el aspecto artístico, pero por otro lado también el hecho de poder reparar y armar cosas. Además, es una profesión que pocos dominan. Es algo único, y eso es lo que me gusta. Para mí, la soldadura es una descarga de adrenalina, es emoción y es acción pura. No me aburro ni un segundo». Otro de los motivos por los que le encanta soldar es el hecho de que al final del día se ven los resultados: «Es un trabajo que requiere una habilidad impresionante. Ver que has ajustado todo correctamente y que un cordón de soldadura funciona tal y como lo habías previsto te reporta una satisfacción enorme«, dice Cinn.
Soldar por una buena causa
A Cinn le apasiona tanto soldar que decidió colaborar con Rescue Rebuild, una organización que se dedica a construir y reformar asilos para personas sin hogar y refugios para animales con la ayuda de voluntarios. Cinn lleva poco tiempo trabajando para esta organización, pero le encanta poder contribuir a una buena causa: «Me encanta porque puedo ayudar a los demás y así devolver algo a la comunidad. Me gustaría participar en proyectos a largo plazo con Rescue Rebuild». Hace poco ayudó a la organización a construir refugios para mapaches hechos de metal. «Nos encargamos de todo, desde el vertido del hormigón hasta el corte del metal y la soldadura. Lo pasamos genial y todos aprendimos los unos de los otros«, explica Cinn.
«Si te gusta la soldadura, ¡ve a por ello!»
Cinn tiene un consejo para todas aquellas personas a las que les interesa la soldadura y que aspiran a una profesión en este sector y, especialmente, para las mujeres: «Hacedlo sin que os importe lo que piensen los demás y sin tener en cuenta lo que dicta la sociedad«, y añade: «Creo que en este 2022 hemos entendido por fin que no importa si en una profesión siempre ha habido mayoría de hombres o de mujeres. Lo importante es que cada uno haga lo que quiera y lo que le haga feliz. De eso se trata. Así que, si te gusta la soldadura, ¡ve a por ello!«.
¿Te gustaría conocer las experiencias de más mujeres en el ámbito de la soldadura? No te pierdas el artículo de nuestro Blog sobre Laela Holden, así como las novedades que publicaremos en los próximos meses sobre el tema «Las mujeres en la soldadura».
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