Las cifras de Estados Unidos lo demuestran: solo el 5 % de los empleados del sector de la soldadura son mujeres. Este dato hace aún más interesante lo que tiene que decir. ¿Qué le entusiasma de la soldadura? ¿Cómo se desenvuelve en un sector dominado por los hombres y qué le depara el futuro? Laela Holden, soldadora, influencer en redes sociales y colaboradora de Fronius USA, responde estas preguntas y también explica por qué pasaron 20 años entre su primer y segundo intento de soldadura.
De la costura a la soldadura
La carrera profesional de Laela Holden en la tecnología de la soldadura no empezó con una antorcha, sino con una máquina de coser. Confeccionaba gorros de soldadura, los que llevan los soldadores y soldadoras bajo las caretas. Lo que era una afición que le apasionaba terminó por convertirse en un negocio de éxito. Fundó la empresa Jugz Welding Caps y ahora tiene 26 000 seguidores en su cuenta de Instagram.
Entonces, una cosa llevó a la otra: «A través de mi cuenta de gorros de soldadura en redes sociales, conocí a una mujer que me habló de un sorteo en Facebook en el que se podía ganar una plaza en una escuela de soldadura. Tuve suerte y gané«. Laela, en aquel entonces, también creó un canal de Instagram sobre soldadura que cuenta con más de 8000 seguidores.
No fue amor a primera vista
Su primera experiencia con una antorcha no fue en la escuela de soldadura, sino 20 años antes. Sin embargo, no fue amor a primera vista, sino todo lo contrario. La primera vez que soldó pensó: «Bueno, esto no es lo mío». Aún así, lo intentó: «Me puse la careta e hice lo que me dijeron. El electrodo de soldadura se quedó pegado al metal, por lo que no se cebó y el arco voltaico no ardió. Lo intenté una y otra vez y, después de diez minutos, dije: Ya está, no voy a hacerlo más«.
Cuando finalmente asistió a la escuela de soldadura 20 años después y tuvo que prepararse para los exámenes prácticos, buscó locales para practicar. Y le pareció divertido. No paraba de soldar. Lo hacía todas las tardes durante cuatro horas. «Gasté kilómetros de hilo de soldadura para aprender en qué ángulo sujetar la antorcha, cómo cebar el arco voltaico y cómo regular la intensidad de corriente, etcétera». También veía vídeos de YouTube uno detrás de otro, uno de los métodos de aprendizaje que le resultaron más eficaces para aprobar los exámenes en la escuela de soldadura.
Una fascinación que conecta
A través de su negocio de gorros de soldadura, Laela llegó a conocer personalmente a muchos profesionales que le mostraron que la soldadura es mucho más que un trabajo, es una pasión. A ella le encanta «crear y construir cosas» y descubrió el lado artístico de este oficio. «Lo que más me fascina es todo lo que se puede conseguir con la soldadura. Para el acero inoxidable, por ejemplo, se necesita muy poco calor de una antorcha TIG«.
Para Laela, la soldadura es sinónimo de creatividad y libertad: «Me encanta estar en mi garaje con mi sistema Fronius y trabajar en un proyecto como la construcción de dos mesas de reuniones para un bufete de abogados. Puedo crear lo que quiera. Me encanta el hecho de poder hacerlo«. Actualmente, realiza sus propias soldaduras, además de su trabajo como influencer en redes sociales y su negocio de gorros. Todavía recibe encargos para proyectos de soldadura individuales, pero tiene previsto comenzar como soldadora a tiempo completo en un futuro próximo.
Comparte su pasión por la soldadura con otras mujeres, y le gusta inspirarse en ellas a la hora de hacer joyas u obras de arte, por ejemplo. Entretanto, ha creado una red con varias expertas en soldadura y colabora regularmente con ellas en una gran variedad de proyectos. Por ejemplo, el año pasado terminaron juntas una fuente que se inauguró el 11 de septiembre para conmemorar el 20º aniversario del 11-S.
«¡Si él puede hacerlo, yo también puedo!»
Laela entró en sectores más dominados por hombres a una edad temprana. Empezó a trabajar en fábricas de carne cuando tenía 18 años. «Supe rápidamente que esa no iba a ser mi vida«. A continuación, se dedicó a la construcción, trepando por postes eléctricos con picos e instalando y reparando cables. Fue precisamente porque estos sectores estaban dominados por los hombres que le encantaba formar parte de ellos como mujer. «Empecé cuando tenía 24 años y me gustaba hacerlo porque era trabajo duro. Mi hermano empezó antes que yo. Seguí sus pasos y pensé: Si él puede hacerlo, yo también puedo. Soy tan fuerte como él. No dejo que mi género me detenga. Nadie puede decirme que no puedo hacerlo. Lo hice durante 14 años«.
Soldadura y estereotipos de género
En su red, Laela trabaja con muchos soldadores masculinos y disfruta haciéndolo, pero también ha tenido que aprender a lidiar con los estereotipos de género. Suelda de forma poco convencional: con caretas decoradas con purpurina y en una mesa de soldadura de color rosa. Esto confunde a algunos de sus compañeros de trabajo, pero es precisamente esto lo que la divierte, pues puede utilizarlo para generar atención. A afirmaciones como «Eso no es soldadura de verdad», responde: «Llevo esta careta de purpurina cuando sueldo, así que estoy bastante segura de que es una careta de soldadura de verdad». Es más, esta falta de comprensión la motiva: «Me parece estupendo que les moleste. Hace que tenga ganas de más«.
Laela quiere demostrar así que la soldadura es individual y no tiene reglas. También comparte su creatividad en la soldadura en las redes sociales, y recibe muchos elogios y comentarios positivos. Considera importante mostrar en Internet lo divertido que es trabajar en este campo.
Motivar a las mujeres para que usen la tecnología de soldadura
«Si alguien me hubiera dicho a los 18 años hasta dónde iba a llegar en este sector como mujer, habría empezado mucho antes. Además, creo que muchas jóvenes no saben todo lo que pueden conseguir con esto«. Es aquí donde es importante disipar los prejuicios sobre el trabajo como soldadora: «Creo que muchas mujeres tienen una visión limitada, solo ven el trabajo ‘sucio’ y, cuando aprenden a soldar, piensan que los trabajos de producción de 12 horas es todo lo que hay. Pero no se dan cuenta de que pueden llegar lejos, de que pueden tener su propio negocio y ser su propia jefa si lo desean«.
Aboga por dar a las generaciones jóvenes más pistas sobre lo que es posible y por ver la diversión en el trabajo. «No se vive para trabajar, se trabaja para poder vivir la vida. Yo quería que mi soldadura no fuera un trabajo. Sí, quería tener seguridad económica, pero sobre todo quería divertirme y, al mismo tiempo, ganarme la vida«.
Le parece fantástico el apoyo de organizaciones como «Women Who Weld» que ayudan a las mujeres a aprender a soldar y a encontrar empleo en el sector. Organizaciones como esta e influencers en redes sociales como Laela están haciendo una labor de increíble importancia para mostrar a las mujeres cuáles son sus oportunidades y posibilidades en el campo de la tecnología de soldadura. ¡Aprovéchalas!
¿Tienes curiosidad y quieres saber qué pasa en las cuentas de Instagram de Laela? Si es así, pásate por @savage_blonde_garage y @jugzweldingcapsllc. Y mantente atento, pues en los próximos meses nuestra serie de blogs seguirá teniendo a las mujeres en el punto de mira.
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